miércoles, 6 de febrero de 2008

La biblioteca itinerante y nuestro recorrido por las islas

Dentro de la comuna de Quemchi existen dos grupos de Islas que se dividen en Chauques y Butachauques (Buta = Grandes), las cuales son parte del programa de biblioteca itinerante de la biblioteca publica.

Desde Quemchi sale la lancha municipal la cual con la ronda medica y la biblioteca itinerante recorre cada una de estas islas con el fin de llevar salud y buena lectura a la gente que se encuentra más aislada.

El 29 y 30 de enero pudimos ser parte de esta maravillosa experiencia, llegamos hasta TAC la isla más alejada, que se encuentra a 3 horas en lancha y luego fuimos recorriendo de a poco las demás islas hasta volver a Quemchi, alojamos en Mechuque y conocimos bellos lugares junto a Teolinda y Francisco Millán (concejal de Quemchi). Tuvimos mucha suerte pues el tiempo estuvo de nuestro lado y el mar estuvo calmo.

Estuvimos todo el día en la lancha, por lo cual tuvimos que trabajar al ritmo del mar. Al momento de llegar a cada isla comienza el trabajo real, es decir, recorrer los escasos caminos y buscar a las personas que son usuarios de la biblioteca, para informarles que el servicio se ha restituido y si deben algún libro, luego acompañarlas a la lancha para ver si quieren pedir prestado algún libro.


En muchas ocasiones el tema de conversación en bibliotecología y entre los bibliotecarios es la tecnología, los softwares y un montón de tecnicismos que parecen encantar a muchos, pero muy pocas veces se pone en el tapete lo que es realmente fundamental, la entrega de información a pesar de las condiciones. En este caso podemos darnos cuenta que por lo menos en Chiloé aun no se olvidan de que lo mas importante son las personas.

La experiencia de poder entregar un libro en un lugar tan alejado y tan diferente a nuestra capital, nos hace creer que realmente no nos equivocamos de profesión y nos hace confiar en que todo aquello que imaginamos de nuestra misión es realidad.

Sentimos que la gente nos recibía como viejos amigos, nos atendían como a su propia familia, la señora Carmen Elmes nos invito a tomarnos unos matesitos y comer unos pastelitos (cerca del mirador de Mechuque), quien dejo seis libros para ella y su familia. Y todo esto por el trabajo y amor a la biblioteca de Teolinda y todas las personas que hacen capaz que esto pueda ser realidad.

Esta experiencia la queremos compartir y dar a conocer, porque nos encantaría que se reprodujera en cada una de las bibliotecas públicas del país, que en ninguna parte de esta larga y angosta franja de tierra quede alguien sin conocer que en su comuna existe una biblioteca que esta hecha para y con la gente, que todos tenemos acceso a la lectura y sobre todo a la educación que obtenemos a través de ella.